EL KIOSKO de arte

Una suerte de archivo de las notas que publico en los medios pero ampliadas con más información, links e imágenes. Acá nos encontramos.

martes, 10 de mayo de 2016

El objeto desestructurado. Jorge Macchi

El artista argentino Jorge Macchi expone en el Museo de Arte Latinoamericano de Bueno Aires más de sesenta obras que recorren el desarrollo de su carrera durante los últimos veinte años. 
Múltiples formatos, diversas técnicas y trabajos provenientes de diferentes series plantearon un primer desafío curatorial. Inicialmente concebida como una retrospectiva, la muestra exhibe el trabajo de un artista en pleno desarrollo. Así es que surgió Perspectiva, un término que permitía jugar con variadas acepciones. Por un lado, el interés por el código de representación espacial, algo que Macchi retomará en varios de sus trabajos, y por otro entendido como la posición en el presente a través de la cual una persona, en este caso el espectador,  mira la historia.

“Una vez elegido el título, empezamos a pensar cómo tenía que estructurase esta muestra. No fue difícil acordar en que no debíamos organizarla cronológicamente, es decir, no hay salas planteadas años tras año, antes  bien pone en dialogo diferentes series de trabajos sin importar el año en el que fueron hechos. Sin embargo también establecemos nexos con obras que dispusimos muy distantes espacialmente pero muy cercanas a nivel conceptual y de la imagen. Esto no es casual, considero que más allá de la diversidad, la muestra está atravesada por hilos invisibles y mi interés es que el espectador logre captarlos a pesar de que no sepa entender fehacientemente qué son y qué exactamente lo que plantean”.

Fan, 2013. Ventilador metálico de techo. 53 x 142 x 142cm.
Cortesía Alexander and Bonin, Nueva York.
Crédito fotográfico: Nicolás Beraza / MALBA

El sentido subvertido
Una de las primeras obras en el recorrido es “Fan” (2013), un ventilador instalado en el vértice en que confluyen dos muros, dificultosamente gira chocando contra ellos y rompiéndolos. Según el propio artista este trabajo pone en escena una noción que atraviesa varias de sus producciones, la del fantasma. Un objeto instalado en un lugar que no le corresponde o en un tiempo que no es el suyo, se percibe como una aparición. Para el espectador, el sentido ha sido alterado desde el inicio y ya nada será lo que parece.

Desde una aproximación semiótica uno de los grandes temas que atraviesa la producción de Jorge Macchi es la ruptura de la referencialidad.  En una cruzada contra el convencionalismo de los signos, el artista se vale de códigos de representación pictórica como la perspectiva geométrica, icónica, como los mapas, o simbólica, como la notación musical para subvertir el sentido y generar extrañamiento en una operación retorica esencialmente contemporánea.

La sala destinada a su serie cartográfica se abre con “Buenos Aires tour” (2003) una obra que consta de dos formatos, un libro y una instalación. Originalmente se expuso en la Bienal de Estambul en el año 2003 y hoy forma parte de la colección del Museo de Arte Contemporáneo  de Castilla y León, España.

“Buenos Aires tour es un recorrido turístico basado en ocho itinerarios que corresponden a las líneas de rotura de un vidrio  sobre el mapa de la ciudad de Buenos Aires.  Desde un principio la obra fue desarrollada junto con la escritora María Negroni y el músico Edgardo Rudnitzky como una guía de turismo fuera delo común. Su objetivo no era informar sobre la ciudad sino por el contrario poner el énfasis en lo provisorio de lo que las fotografías representaban y lo que los sonidos reproducían, a su vez fieles reflejos de la situación social y económica apremiante entre los años 2000 y 2001 en nuestro país. Así es que lejos de nuestro objetivo original esta obra terminó por ser informativa y un registro de la época”.

Lejos del azar y más cerca de la obsesiones formales, el resto de las obras de la serie son mapas que por sustracción de las zonas de tierra pierden su anclaje con la realidad y consecuentemente su utilidad. Macchi agrega: “Existe en estas obras, además, una cuestión con la materialidad. En la medida en que son mapas vacíos, el papel pierde sentido como soportes pero cobra sentido como material. Una materialidad que se cae y que pierde rigidez finalmente se transforma en una hoja muerta”.

La gran protagonista de la segunda sala es la reproducción de “Música incidental” (1998) expuesta por primera vez en la Galería Ruth Benzacar. Se trata de una obra crucial dentro de la producción de Macchi dado que marca el inicio de la serie de trabajos hechas con periódicos e información de hechos policiales pero en las que también aparece involucrada cierta condición azarosa.

Música incidental, 1998 Recortes de periódico sobre papel, sonido, auriculares
130 x 500 x 150 cm CA2M - Centro de Arte Dos de Mayo. Comunidad de Madrid
Colección Fundación ARCO, Madrid. Crédito fotográfico: Nicolás Beraza

“En esta obra lo que hice fue cruzar una colección de textos con una imagen bastante paradojal: la imagen de una partitura vacía que produce música a través de sus líneas. Primero me dediqué a coleccionar una serie de textos  policiales de las que abundan en los periódicos, me interesaba su carácter efímero de la noticia en sí misma y de los personajes que involucraba.  Dispuse este conjunto de textos siguiendo el orden del pentagrama, pero siempre me cuidaba de dejar un espacio entre el fin de una noticia y el principio de otra. Cuando terminé la primera pagina me di cuenta que esa partitura ya no estaba vacía, había puntos, interferencias en esas cinco líneas. Lo que hice entonces fue hacer una trasposición de este esquema de puntos a una notación musical usando un canon de distancia. El resultado es lo que se puede escuchar por los auriculares, una pieza para piano muy simple con cinco notas, pero con un esquema rítmico complejo, que de alguna manera lo que hace es seguir los dictados del azar. La sucesión de conocimiento, muerte y olvido van creando una especie de colchón de música incidental para la vida cotidiana, no le prestamos atención, pero todo sería diferente si no estuviera”.

“Mi interpretación no sirve para nada”
Durante su adolescencia, Jorge Macchi fue un gran admirador del artista belga surrealista René Magritte. Y hoy por hoy se siente cómodo aceptando que algunos de sus procedimientos se vinculan  la retórica surrealista, como el collage y la desviación o condensación del sentido, pero se aleja del mote de artista conceptual que muchos le han adjudicado. 

“No me gusta definirme y encasillar mi trabajo. Las etiquetas sólo sirven para simplificar y confundir. Creo que  los artistas producimos un discurso complejo que no es decodificable como un texto y por eso no debería  ser clasificado. Pienso que en la medida en que uno pone el calificativo conceptual a una obra, la imagen directamente se desactiva, se devalua para cobrar exclusiva importancia la idea. En mi caso es lo contrario, empiezo a trabajar con las imágenes, y las múltiples y variadas interpretaciones surgen en el espectador. Mi interpretación no sirve para nada, me limito a encontrar un objeto conocido y familiar que me sirve como anzuelo o excusa para que la audiencia entre a la obra de una manera simple. Por eso es que todo el énfasis está  puesto en lo formal, en las calidades de la materia, y por eso hay una gran variedad. Todo apunta a ese crucial primer momento de acercamiento del espectador a mi trabajo”.

En este sentido, el montaje,  es otra de las técnicas de las que se vale el artista para lograr su objetivo. La discontinuidad y la interrupción en la lectura lineal del signo, brindaría un sentido renovado a lo real, dejando entrever la multiplicidad de métodos para aproximarse a él. Esa es la búsqueda que se plantea por ejemplo en “Still song” (2005), el envío a la Bienal de Venecia de año 2005.

Still song, 2005 Esfera de espejos, placas de yeso y tubos fluorescentes 600 x 800 x 360 cm
Cortesía Galeria Peter Kilchmann, Zürich, y Galeria Continua, San Gimignano
Crédito fotográfico: Nicolás Beraza

 “Supongamos que se trata de una sala donde la gente está bailando, una bola de espejos gira y desparrama puntos de luz por todos lados. Pero en lugar de eso, aquí tenemos una bola de espejos que paró de rotar, una sala iluminada de manera uniforme  y esos puntos luminosos son ahora puntos negros sobre una pared blanca, más que puntos, agujeros. Aquí ocurrió el accidente, pareciera ser que en algún momento esta música paró, esta rotación se paralizó y la luz se transformó de algo inmaterial e inaprensible a algo que no solo es material sino también violento. Un accidente que activa realidades hasta entonces desapercibidas, tal como ocurre en “Hotel” (2006).  

En la obra de Jorge Macchi, el signo ha dejado de ser estable, ya no encierra un significante y un significado, sino que se trata más bien de un tejido polisémico de códigos.  Y esto es lo que el espectador puede experimentar a medida que se adentra progresivamente en la exhibición del MALBA. Así pasa por ejemplo en la instalación visual y sonora que realizó junto a Edgardo Rudnitzky “El cuarto de las cantantes” (2016), en donde la irrupción del lenguaje con un carácter deconstructivo hace que el sentido del texto se contraponga con la sonoridad de las letras, construcción formal que también está presente en “From here to the eternity”(2013).

Perspectiva ha hecho colisionar los diferentes niveles de lectura y representación. Tal como afirma Hal Foster el objeto artístico se presenta de ahora en más desestructurado y el sujeto o espectador indefectiblemente extrañado y desubicado. Como en una operación onírica del inconsciente, la audiencia es empujada  a generar sentido a través de imágenes conocidas, índices de su propia realidad condensan los diferentes niveles de interpretación. 

Publicado en: Artishock


martes, 15 de marzo de 2016

Hugo Vásquez. Elige tu propia aventura

Cada vez que Hugo Vásquez deja Lima y regresa al interior de la provincia para visitar a su familia, lo entusiasma la idea de reencontrarse una y otra vez con las colecciones de álbumes de fotos que durante años su mamá  ha seleccionado. Fue ella y su pasión por la fotografía quienes lo iniciaron en el mundo de las cámaras fotográficas.
Queda mucho por descubrir en cada visita a su casa natal. Imaginar historias y parentescos, inventar estados de ánimos y romances. La mirada logra desprenderse de algunos de los parámetros sociales que guían la interpretación y pareciera que todo es posible frente a retratos de extraños o fotografías de otras épocas.

Sociedad. Hugo Vásquez.

En la mayor parte del trabajo de Vásquez, se vislumbra un afán por interrogar al espectador acerca de lo que ve en detrimento de concebir su obra como objeto de develamiento de una realidad. Desde su primera serie de fotografías, Sociedad, el artista interpone entre su ojo y el objeto un filtro que desdibuja a la vez que abre el sentido.
Sociedad surgió como parte de una rutina de trabajo, más concebido como un ejercicio de experimentación que como un corpus de obra para exponer. Desde que llegué a Lima, y durante aproximadamente tres años, fotografié día tras día a las personas que iban a mirar el mar al malecón de Miraflores.
Comencé a registrar a estos sujetos anónimos a través de una estructura de plástico que iba siendo intervenida no solo por la gente, sino por el paso del tiempo. Lima es una ciudad gris, que suele resultar muy hostil al principio. La fotografía como aliada  me ayudo a reencontrarme en ese lugar y descubrirme.
La noción de filtro es un recurso muy importante en mi trabajo. Al principio lo utilizaba como si fuera mi propia mirada, pero con el mutó a la par que también  cambiaba mi forma de mirar. Hoy, a pesar de no usar un filtro, siempre dispongo algo delante del lente que me separa de mi objetivo. El invariable en mi obra fotográfica es, en general, una mirada difusa”.

Ocultamiento. Hugo Vásquez

El retrato
Desde sus orígenes, que se remontan al siglo V aC, el retrato ha servido para cumplir diferentes objetivos y se ha consolidado indiscutiblemente como un género dentro de las artes visuales. Como tal presupone un determinado horizonte de expectativas, un consenso entre  el artista y el espectador
La fotografía de Vásquez disloca y pone en tensión la noción de género hasta prácticamente llegar a desarticularlo. Sus retratos no imitan, no documentan, no buscan develar. Lejos de ello, la persona en tanto objeto de su interés es meramente una excusa que permite al espectador desandar los efectos de los filtros. Filtros impuestos, adquiridos o meramente dispuestos allí por el artista.
 “La figura humana aparece y desaparece de mi producción, al principio ocupaba un lugar muy importante dado que abordaba el problema de la identidad cuando para mí era un motivos de conflicto. Hoy sigo pensando que el sujeto es central, pero me interesa desde otro punto de vista. Busco una interacción con él a través del motor de sus acciones", explica.
"Más allá de eso, hay algo que se mantiene invariable en mi trabajo, una búsqueda constante ligada a la contemplación o quizás a un estado de incertidumbre. La oscuridad y lo acromático se hacen presentes inconscientemente. Y el color por uno u otro motivo siempre se aleja de mis series”.
El paso del tiempo entendido como el mejor filtro para juzgar y juzgarnos. Aquel que borronea los contornos y neutraliza los colores. Y a la vez el que paradójicamente permite apaciguar los sentimientos y correr el velo de los prejuicios. Frente a las fotografías de Vásquez, el espectador puede elegir su propia aventura.

Proyecto Niebla. Hugo Vásquez

Proyecto Niebla
La niebla es la suspensión de microscópicas gotas de agua en el aire que reducen sensiblemente la visibilidad. No es de extrañar que, en su nuevo proyecto, el artista se haya valido de este fenómeno atmosférico para seguir profundizando en sus búsquedas y a la vez abriendo nuevos caminos de exploración.  
Hace casi tres años que desarrolla su obra en este ambiente. Invadido, comienza a trabajar de acuerdo a cómo se siente en ese momento, registra el acontecimiento y experimenta ejercicios. Emplea el video, toma apuntes y crea objetos o site specifics. Definitivamente su obra excede lo fotográfico.

”Con esta serie trabajo el momento en que la niebla irrumpe y no te permite ver más allá.  Es parte del entorno, vano es ir en contra de la naturaleza, lo mejor opción es sentarse y esperar lo inevitable. Es difícil saber qué está sucediendo alrededor, que pasó antes y qué sucederá después.
Más allá de algunos elementos estilísticos comunes en mis producciones, la experimentación y desarrollo disruptivo se da más que nada en la exploración de nuevos medios. Y aunque la fotografía es la base, siento que mi obra, cada vez más, me exige nuevos lenguajes".

Aunque planea la exposición de estos trabajos para el año próximo, la serie Niebla es un proyecto grande que le cuesta mucho finalizar. "A veces tengo la necesidad de aislarme o siento mucha incertidumbre. Son estados que me dan mucha ansiedad y eso me genera muchas más ganas de crear. Pero es muy gratificante cuando tu trabajo tiene la necesidad de explotar, de reventar como una ola”.



miércoles, 13 de enero de 2016

El teatro de la pintura. Roberto Plate

El Museo Nacional de Bellas Artes presenta una exposición antológica del artista argentino Roberto Plate.  Buenos Aires-Paris-Buenos Aires se propone como una muestra homenaje a quien fuera una de las figuras ineludibles de la convulsionada década del 60 en nuestro país.  Raúl Santana, su colega en aquellos años y amigo personal fue el designado para curar la primera jugada fuerte del flamante director del Museo, Andres Duprat.

Raúl Santana y Roberto Plate

Roberto Plate nació en Buenos Aires en 1940 pero estudio en la reconocida Academia de Bellas Artes de Munich, en donde según dice, aún se respiraban los aires de la desaparecida Bauhaus. Eso explica porqué a su regreso al país a mediados de 1960 supo aprovechar y potenciar al máximo la experimentación y el corrimiento de fronteras que ya se venía planteando con diversos resultados en el Instituto Di Tella y el Museo de Arte  Moderno.

“En permanente deriva ecléctica la idea de unidad no constituía para él un valor inteligible; su propósito era abrir nuevas puertas de lo real”. Dice Santana en su texto curatorial. Y en ese sentido no es de extrañar que dos de sus emblemáticas instalaciones de ese entonces sean, justamente, puertas.  Una de ellas, réplica de la expuesta en el Museo de Arte Moderno en 1967 es un simulacro de ascensor que confundirá a más de un visitante.




Sin embargo la más recordada por sus fatales consecuencias fue la que se instaló por primera vez en el Instituto Di Tella en 1968. Un par de puertas de un baño público sin instalaciones que se transformó en receptáculo de grafitis en contra del entonces gobierno de facto del General Onganía. Estas acciones generaron la clausura de la muestra y la posterior reacción de los artistas, una fogata en la puerta que acabó con la clausura de la Institución.

Ambas réplicas presentes en la muestra antológica del artista, permiten dar cuenta hoy de su invaluable participación en nuestra historia y desarrollo del arte recientes. Pero la muestra se complementa además con alrededor de 100 obras entre pinturas, instalaciones y registro videograficos  pertenecientes a periodos posteriores durante su estancia en París y de vuelta en Buenos Aires con el regreso de la democracia. 


Para hablar de las pinturas Santana retoma a Paul Valéry: “El pintor aporta su cuerpo”, dice, y agrega: “pero el propio cuerpo de Plate, su figura, entra y sale fragmentariamente en estas enormes telas como si otro capturara las escenas definiéndolo: otra forma entrelazada a los demás motivos. ¿Cuál es el punto de vista del pintor si fragmentos de su propio cuerpo, aún de espaldas, entran en escena?”.

Roberto Plate también fue actor, y escenógrafo. Los espectadores, esa cuarta pared que metafóricamente cierra el cubo de la representación pareciera ser el lugar de aquel que contempla muchas de las pinturas de este artista. Allí está el cuadro dentro del cuadro, el travestismo de los personajes cual obra barroco, las puertas de cartón pintado y la mampostería. La pintura que habla de su universo cotidiano, sus pomos y sus pinceles. El hombre hablando de sí mismo. El teatro. 

Publicado en Ramona